27/09/2022
El fondo FRÍAS del Archivo Histórico de la Nobleza (Toledo) se puede explicar a través de la antigüedad de sus papeles o por la cantidad de estos, pero en esta ocasión hablaremos de su profundidad. No vamos a centrarnos en este caso en el contenido, sino en lo que se conoce como “forma” del documento en el ámbito de la Diplomática, es decir, la manera en la que los escritos han llegado hasta nosotros. Podemos encontrar diversas fases: minutas o borradores, escritos originales y copias. Son precisamente estos múltiples niveles, localizados en la producción documental de los Fernández de Velasco, los que reflejan esa profundidad mencionada y que queremos mostrar.
Nuestra protagonista es Mencía de Velasco (†1523), hija de Mencía de Mendoza (†1500) y el Condestable Pedro Fernández de Velasco (†1492). Tuvo múltiples hermanos: Bernardino e Íñigo con el tiempo acabarían liderando la Casa señorial, Juan se dedicó a la carrera eclesiástica e Isabel, Leonor y María se casaron con pretendientes de condición similar. Mencía, en cambio, nunca se desposó. Tampoco optó por la clausura, aunque demostró un enorme interés por la religiosidad.
Conocemos mejor los últimos años de su vida que los primeros. Sabemos, por ejemplo, que viajó a Flandes en calidad de dama de honor de la archiduquesa Juana y que tuvo una relación especial con su madre. Ambas vivieron una temporada en la Casa del Cordón, residencia familiar en el centro de Burgos. Pese a no contraer nupcias, recibió una interesante dote que destinó a la creación de un programa monumental para su recuerdo.
En las postrimerías de su vida, doña Mencía quiso reproducir en Briviesca el mismo complejo arquitectónico que los Fernández de Velasco ya disponían en su capital señorial: Medina de Pomar. Dedicó buena parte de sus bienes a impulsar dos instituciones conectadas: el hospital de Nuestra Señora del Rosario y el monasterio de Santa Clara de Briviesca. Se retiró al final de su vida con las clarisas, pero no las de Briviesca, sino las de Medina de Pomar. De hecho, la “carta de dotaçión” del naciente hospital de Briviesca se otorgó el 9 de febrero de 1517 “en el conpás del monesterio de Santa Clara que es çerca de la villa de Medina de Pumar en el aposento donde la dicha señora doña Mencía de Velasco está y bibe de morada”. Tampoco es baladí que la apertura de su testamento, firmado y sellado el 14 de mayo de 1517, fuera ejecutada el 23 de diciembre de 1523 en el “Hospital de la Vera Cruz que es cava del Monasterio de Santa Clara, extramuros de la villa de Medina de Pumar”, es decir, en el hospital que fundara su abuelo el conde de Haro.
Lo que observamos en las decisiones de Mencía de Velasco es una imitación a la hora de desarrollar nuevas instituciones afines a su personalidad, reproduciendo las conductas y acciones de sus antepasados. Fundó así en Briviesca un complejo idéntico que, además, debía funcionar siguiendo las mismas reglas. También se retiró al convento de Santa Clara de Medina de Pomar como hiciera su abuela Beatriz Manrique de Lara y emuló a su abuelo el Buen Conde en la instauración de un hospital. No solo llevó a cabo esta imitación en el ámbito institucional, sino que también heredó la bibliofilia familiar. En el inventario postmortem de los bienes de Mencía de Velasco de 1524 se registraron varias decenas de libros. Su capacidad lectora, posesión de libros y su última residencia en el monasterio de Medina de Pomar nos llevan a plantearnos si pudo acceder a la notable biblioteca que su abuelo había legado al hospital de la Vera Cruz.
En el caso que aquí nos ocupa, nos interesan otras cuestiones y otro diploma para medir esa profundidad que decíamos al principio. Cualquier proyecto institucional de este tipo no podía arrancar sin el apoyo de la jerarquía eclesiástica. ¡Y no había nadie más arriba que quien ocupaba la cátedra de San Pedro! Por ese motivo, con Mencía de Velasco todavía viva, se abrieron diligencias para solicitar una bula al Papa que beneficiara al incipiente complejo memorístico de Briviesca. Conservamos una copia de la concesión de la bula de 1523, pero lo interesante es lo que se archivó justo antes de esta.
©MECD. Archivos Estatales (España)
“Ynformaçión para Roma por la qual se ha de fundar la suplicaçión que se ha de dar al papa sobre el monasterio y ospital que la señora Mençía de Velasco quiere hazer en la villa de Beruiesca”. Así se titula el diploma que precedió a la bula y que hemos seleccionado para esta nueva entrada en “Hoy comentamos”.
Se trata, en realidad, de un texto en formato borrador en el que un amanuense desconocido estaba preparando la súplica que sería enviada a la Santa Sede. El diploma contiene múltiples tachaduras, a veces son pocas las palabras eliminadas, pero también hay párrafos completamente descartados. Nadie firma los tres folios ni tampoco se añade datación ni foliación. Una serie de marcas se reparten por el margen ayudando a organizar las ideas del escritor o el lector. No contamos con la firma de la fundadora, como sí ocurría en otros documentos, ya que era un borrador, un estado primario en la génesis documental.
©MECD. Archivos Estatales (España)
Sí que sabemos que quién confeccionó este esbozo era un profesional de la escritura. Su caligrafía no es apresurada, al contrario, es pausada y fácilmente legible. La disposición de las líneas y los párrafos es bastante ordenada, ofreciendo una caja de escritura perfectamente estructurada pese a ser un escrito preparatorio. Introdujo incluso determinadas locuciones latinas en una petición que estaba siendo redactada en castellano, un hecho que evidencia el proceso de preparación de un texto que acabaría siendo traducido o confeccionado en latín. Un ejemplo: “Y ha de venir la bulla dirigida a juezes executores que sean el obispo de Burgos y el arçediano de Berviesca y el abbad del monesterio de Oña de la orden de Sant Benito de la dicha diócesis de Burgos e con la cláusula quatenus vos vel duo aut vnus vestrum etc.”
Las características del diploma –bien copiado y estructurado, texto y fórmulas desarrollados, letra legible, tachaduras, anotaciones marginales–, nos debería hacer reflexionar si pudo ser un mundum y no tanto una minuta. En la génesis documental del acto jurídico la minuta sería una de las fases escriturarias más básicas al contener la información esencial, mientras que el mundum es una versión previa al original, sin signar y sin validez, pero con el cuerpo textual casi definitivo. Seguiría la recognitio o, en otras palabras, la revisión final.
Por el momento no hemos localizado el diploma definitivo, siguiente fase de la escritura, es decir, la súplica propiamente dicha, pero nos podemos hacer una idea de cómo era y su finalidad gracias a este borrador. En los siglos XV y XVI las solicitudes al Papa eran tantas que no se recitaban en una audiencia como tiempo atrás, sino que llegaban por escrito. Tal volumen de ruegos desde todos los rincones de la cristiandad llegaba estandarizado secundum stilum curiae y pasaba el filtro de los oficiales de la Santa Sede. Su encabezamiento con la frase Supplicat Sanctitati Vestrae derivó en la conformación del fondo “Registro de Súplicas” del no hace mucho Archivio Segreto Vaticano, hoy Apostolico Vaticano. Posiblemente comenzaron a asentarse sistemáticamente a finales de la primera mitad del siglo XIV.
©MECD. Archivos Estatales (España)
Abríamos esta entrada hablando de profundidad porque bulas se conservan muchas, súplicas también, pero la preparación de un texto a este nivel es un caso más extraño. Que el linaje y quienes guardaron sus archivos preservaran este diploma nos permite mesurar los diferentes pasos en la confección documental, así como, el alto valor de los escritos más allá de los papeles oficiales.
RAÚL VILLAGRASA-ELÍAS PARA «HOY COMENTAMOS. SCRIPTA MANENT»
Recuperamos hoy este borrador de la súplica de Mencía de Velasco para Scripta manent. Se encuentra custodiada en el AHNOB, Frías, C. 648, D. 8. Las imágenes han sido proporcionadas por el AHNOB para el proyecto Scripta manent ya que el diploma todavía no se encuentra digitalizado en PARES (<http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/3950747?nm>).
Este y otros documentos similares están siendo analizados por Raúl Villagrasa-Elías en su tesis doctoral para conocer los hospitales vinculados al linaje de los Fernández de Velasco desde una perspectiva de cultura escrita. Podéis consultar este esbozo de súplica en la base de datos de diplomas de Scripta manent (<https://www.scriptamanent.info/diplomas/sm_1523_frias_c648_d8_d_1/>).
Para adentrarse en la documentación vaticana, incluidas las súplicas, véase Valeria Beolchini y Marta Pavón Ramírez, Dentro del Archivo Secreto Vaticano. Guía para la investigación a partir de documentos sobre el País Vasco. Época Medieval (1198-1458), J. Ramón Díaz de Durana y Cristina Jular Pérez-Alfaro (coords.), Universidad del País Vasco, Bilbao, 2014, pp. 52-53 (<http://docasv.es/es/recursos>). Consúltense también las sucesivas guías para las épocas moderna y contemporánea. La base de datos de DOCASV conserva varias súplicas entre sus registros: <http://docasv.es/es/consultas-docasv>.
Para conocer algunos retazos de la vida de Mencía de Velasco y especialmente de su madre: Felipe Pereda, “Mencía de Mendoza († 1500), mujer del I Condestable de Castilla: el significado del patronazgo femenino en la Castilla del siglo XV”, en Begoña Alonso, M.ª Cruz de Carlos y Felipe Pereda, Patronos, coleccionistas: los condestables de Castilla y el arte (siglos XV-XVII), Universidad de Valladolid, Valladolid, 2005, pp. 9-119. Así mismo, Cristina Jular Pérez-Alfaro y Raúl Villagrasa-Elías están profundizando en la figura de esta señora y pronto podrán aportar más información.
Suplicando a la Santa Sede: Mencía de Velasco y la fundación del hospital de Briviesca